jueves, 17 de febrero de 2011

Entrada 7

        ¡Buenos días, mundo!

       Amanece un día “de perros”. El frío vuelve a reaparecer en esta mañana de invierno y una lluvia de intensidad moderada baña la localidad.

       —¡Con lo bien que se estaba en la cama! —digo a modo de saludo al cruzar la puerta de la cafetería.
       —¡No digas Julio! —responde César desde detrás de la barra—, si de entre cuatro en este país, trabajas tú, y no te levantas, ¿quién va a levantar el país?
       —¡Mira! —digo señalando al televisor que emite imágenes en las que aparecen Zapatero y, como sombra, Rubalcaba—, ya se encargan Zapatero y Rubalcaba. Aunque el amigo Rubalcaba parece que va perdiendo ranking; he oído que le han dicho algo así como “sonría, sonría, señor Vicepresidente, que éste caso es su tumba política”. ¡y piden su cese!. Estos del PP se lo quieren quitar de en medio por si acaso; le tienen “enfilao”.
       —Es por lo del “faisán”
       —Y yo que me tengo que poner la mano en la frente —digo realizando el gesto— y pararme a pensar “lo del faisán, lo del faisán…, piensa Bartolomé, piensa, ¿qué coño es lo del faisán?”. Éste, al menos lleva el nombre del local protagonista de la historia, porque otros nombres de casos y operaciones llevan nombres de lo más variopinto. Desde que vieron unas cuantas películas de espías todos los casos y operaciones del país tienen un nombre en clave. ¡Vamos a necesitar un libro de claves para poder enterarnos de lo que estamos hablando! ¿No es más fácil decir “el caso del chivato de ETA” o “el caso de pepito el corrupto” que “caso faisán, marea, salmón”, “operación carioca, malaya, nécora” o “la madre que la parió”?
       —Así es —levanta la voz Paco, situado en el otro extremo de la barra, muy atento como estaba a los comentarios—, como llamaron al caso de Pepe el del Popular, que, por cierto, creo que hace poco estaba paseando tranquilamente por una localidad cercana. ¡Otro tío corrupto suelto!. A mí si que no me pueden corromper porque soy un funcionario sin recursos que robar y eso que tengo “mi dedo” de contar billetes —añade mostrándome enfundado en el pulgar un dedo de plástico que seguramente usa para pasar rápidamente correspondencia.
       —¡Mira! !Pero ese es bueno! —le digo—. Con ese cuando llega Grisom, del CSI, no encuentra huella ninguna. Voy a comprarme yo uno por si “me corrompo” y decido llevarme un lápiz de mi puesto de trabajo, que es toda la corrupción a la que yo tengo alcance.

       Ya son las 8:12 y, aunque dejé pagado el café de Geli, ésta aún no ha aparecido. Salgo a la calle en compañía de César y oteo “el horizonte” (de escasos
30 metros) que hay hasta el final de la calle, con la mano en la frente, a modo de visera, como si de un indio oteando bisontes en las amplias praderas se tratara…

       —¡No te preocupes Julio! —me dice César—, que ya le digo yo a la hora que llegue que te marchaste hace un minutín —añade dirigiéndome una sonrisa de complicidad.
       —¡Trato hecho, César! —respondo—. Buen día entonces.
 
El diputado del Partido Popular Ignacio Gil Lázaro ha afirmado este miércoles en el Congreso de los Diputados que el caso Faisán es la tumba política del ministro del Interior y vicepresidente del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba.