martes, 5 de abril de 2011

Entrada 23

            ¡Buenos días, mundo!

            La entrada del bar de César se encuentra, por fin, despejada de vallas a pesar de que los obreros siguen realizando remates, acá y allá, a lo largo de la calle. César se encuentra dentro acompañado de una joven rubia, de nombre Sandra, a la que parece estar adiestrando en el funcionamiento del bar con múltiples instrucciones.

            —Este hombre —le dice César cuando yo entro—, suele ser muy puntual. Llega siempre a las ocho y se marcha a las ocho y ocho
            —¡Ay César! —exclamo—. Que me huele que estás haciendo como Zapatero y planteando tu sucesión…
            —Mi sucesión no. Mi dimisión —responde César.

            Efectivamente queridos lectores, César nos deja. No, no marcha a Fukushima. Coge un buen restaurante unos metros más abajo de la calle, con una estupenda cocina donde desenvolverse y ser feliz. Mantiene la cafetería pero ya no va a estar mucho en ella, y me temo que, al menos, no lo vamos a encontrar a las ocho de la mañana. Esto, creo, que podría suponer el fin de nuestra forma de arreglar el mundo de ocho a ocho y ocho y, por tanto, de este blog, a no ser que siga la idea, que ya tenía, de dar un giro inesperado a esta historia. La idea era hacerlo después de la Semana Santa o bien, en el momento en que el presente blog fuera descubierto por alguno de sus protagonistas. Sobre ello, ya hablaremos…

            —Pero bueno, Sandra, así que ¿fichaste por César? —comenta Paco mientras toma asiento en su “antiguo” sitio favorito en la mesa mas cercana a la puerta, periódico en mano. No sé si lo había abandonado huyendo de las posibles molestias de las obras o es que el mundo entero está pegando un pequeño giro como producto de los temblores en Japón.
            —¡Esto es mejor que un “pincho”! ­—exclama cuando Sandra le lleva el café hasta la mesa—. Si cambiamos a César por esta chica, ¿el cambio es bueno, no?
            —¿Que tenemos en las manos, Paco? —le pregunto—, ¿prensa ordinaria o deportiva?
            —La deportiva, Julio —responde. “Que si, que parece que el mundo gira hoy de manera diferente”— La otra, ¿para qué? Pero mira que vergüenza —añade hojeando las primeras páginas del periódico, que me parece que pueda ser “el Marca”—. ¡Diecisiete páginas dedicadas al Real Madrid!

            Por la televisión dan en estos momentos la noticia de las terribles revueltas acompañadas de muertes violentas en Costa de Marfil.

            —¿Costa de Marfil ahora? —pregunto, dirigiéndome a Paco—. Esto comienza a parecerme que sigue una línea contraria a la de “el origen de la Vida”: La vida, o mejor dicho “la Humanidad”, surgió en África, y es en África donde va a terminar…, o a comenzar su fin… —“esto podría ser nuestra Teoría de la Conspiración número 19”, pienso.

            —Bueno, César —comento mientras me pongo el abrigo. Son las 8:07 y Geli, que siempre viene los Martes, aún no ha llegado. Pero le dejo el café y su vaso de agua cariñosamente puesto y pagado en un intento de asemejar que la llevo el desayuno a la cama—, espero que adiestres a Sandra en “arreglar el mundo de ocho a ocho y ocho”. ¡Que sepa a lo que se enfrenta! —digo sonriendo.