martes, 1 de marzo de 2011

Entrada 12

¡Buenos días, mundo!

Me levanto cinco preciados minutos más tarde y eso hace que la mañana vaya desajustada. Todavía al salir de casa tengo que dar marcha atrás por olvidar el móvil (antiguamente vivíamos sin ellos y no pasaba nada, pero hoy puede que necesite recibir una llamada) y eso me retrasa un minuto más sobre lo previsto. Voy en el coche hasta la cafetería de César y tengo que aparcarlo a una relativa distancia; afuera llueve copiosamente, “a cántaros”, y cuando entro en la cafetería de César estoy literalmente “duchado”. “No saqué paraguas” “Malo”.

            Ya son las 8:06
—¡Vaya día perro! —digo a modo de saludo al entrar—. Encima voy fatal de tiempo.
—Es lo que tenemos —me responde César acercándome el café que ya tenía puesto en el extremo opuesto de la barra al que me sitúo.

Intento escurrirme sin gran éxito el agua de la chaqueta; tan solo consigo esparcirla aún más por ella y lavarme las manos. Con el pelo, otro tanto de lo mismo.

Hoy, hacemos caso omiso de las noticias que dan por televisión. “Cuando el día va mal, va mal”. Aparentemente se suceden noticias de contenido de diverso, centrándose, en un momento dado, en la situación en Libia. Gadafi responde a una periodista a la pregunta de si piensa abandonar Libia con una carcajada.


    
Al unísono, sin habernos puesto de acuerdo, pero perfectamente sincronizados, no podemos evitar responder igual que él, César, Paco y yo.

—¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja!
—¡Vaya respuesta! —exclamo—. Lo dice todo. Vale más que un montón de palabras.
Poco después, Hugo Chávez aparece haciendo unas eufóricas declaraciones en las que grita que Gadafi es su amigo…

—¡Eso sí que es un amigo, César! —comento—. En los momentos difíciles se sabe quienes son tus amigos de verdad.
—Que los enemigos se los saben buscar ellos solitos muy bien —responde César.

Al parecer Gadafi sigue diciendo que las revueltas en Libia son una maniobra de Al Quaeda y que sus “amigos” occidentales, con los que tenía múltiples acuerdos, le han traicionado. ¡Como no! si le han bloqueado cuentas por valor de 20 mil millones de euros (curiosamente, la mayor parte en Estados Unidos. “¿Cómo se le ocurre a Gadafi guardar “sus ahorrillos” en bancos de los Estados Unidos? ¡Torpe!”)

—Marcho, César, que hoy ya son las 8:013 —la “vena autista” surge en mi interior y un escalofrío de origen nervioso recorre todo mi cuerpo.
—¡Buen día, Julio! —se despide César —. Luego más.