martes, 15 de marzo de 2011

Entrada 16


            ¡Buenos días mundo!

            —Parece que entramos en una cafetería del antiguo Beirut —digo dirigiéndome a Paco al entrar. Las obras de la calle circundante a la cafetería tienen la acera completamente levantada. Esta vez, un grupo numeroso de obreros se encuentran ya trabajando en la colocación de tela asfáltica y otras tareas; martillos hidráulicos, sopletes y hormigoneras empiezan a componer una espantosa melodía que, supongo, no será de mucho agrado para los vecinos de la calle.
            —¡Ah, ya me parecía a mí, viendo el bar tan vacío —exclamo al ver aparecer a Bea de la cocina—, que hoy tenía que estar Bea —en la cafetería en ese momento tan sólo estamos Paco y yo.
            —No empieces Julio —responde— que me voy a empezar a preocupar. ¿Es que ayer había más gente?
            —Ayer tuve que tomar el café en una esquina minúscula de la barra a la entrada del pasillo que va a los servicios —respondo exagerando la situación del día pasado.
            —Pues yo que no me había fijado —dice Paco—, pero a partir de ahora voy a llevar un registro. Pero no la presiones, Julio, que igual ya lleva una presión grande de la dirección de la empresa por la cantidad de dinero que entra en caja cuando queda ella.
            —Bueno, si ves que es así —respondo dirigiéndome a Bea con una sonrisa— lo solucionas metiendo 10 eurillos de vez en cuando en la caja. Ahora bien, no metas demasiados euros no vaya a ser que “la dirección de la empresa” diga que bien funciona esto cuando abre Bea y te empiecen a hacer madrugar todos los días.
            —Pues, de momento, me va a tocar abrir hasta el Viernes —dice Bea
            —Mmmmm… ¿va a faltar César otros tres días? —me pregunto a mí mismo en voz alta—. Pues, que yo sepa, ya agotó todos los moscosos… —añado dirigiéndome a César.
            —Le van a echar de menos los obreros —comenta Bea con una sonrisa. Efectivamente, César lleva dos día que no vive con las obras de alrededor. Continuamente vigila la labor de los obreros desde distintos ángulos de la calle y, de vez en cuando, se acerca a comentar algo a alguno de ellos por encima de las vallas de seguridad.

            Por la televisión, noticias procedentes de Japón siguen sucediéndose desde el pasado Viernes. Tras el terremoto y tsunami, la principal preocupación y noticia en los telediarios es la de la alerta nuclear en varias de las centrales nucleares del país. O el Primer Ministro nipón no se aclara o el que no se entera soy yo, tras sus continuas ruedas de prensa y declaraciones a la población; me da la sensación de que una de cada dos veces transmite un mensaje de gran preocupación y la segunda es un mensaje de tranquilidad “que aquí no pasa nada”. Miro hacia el televisor para ver las últimas declaraciones del Primer Ministro y cuando le veo con un uniforme azul brillante me le imagino, por un momento, dando una rueda de prensa con un equipo de protección anti-radiación “Señoras y señores ciudadanos, no pasa nada, no existe motivo alguno para la alarma…”