lunes, 21 de marzo de 2011

Entrada 18

            ¡Buenos días, mundo!

            Parece que el mundo ha puesto algo de orden en su metereología y, para celebrar la entrada de la primavera, el amanecer en la localidad es completamente despejado y luminoso; el sol ya luce con intensidad por encima de las montañas a la hora en la que entro en la cafetería de César.

            —¡Buenos días! —saludo al entrar. Paco ya se encuentra tomando café en una esquina de la barra y César posa en la esquina contraria, el mío ya preparado.
            —¡Lo clavas! ¿eh? —dice César—. Aparece Julio por la puerta y en el televisor son las 8:00.
            —Ah, a mí no me podrán faltas como a vosotros —respondo— que tú ya llevas varias y Paco, lo mismo de lo mismo.
            —Bueno, bueno —dice Paco— que yo creo que algún día se durmió y llego a y tres.
            —No me consta —afirmo.

En el telediario matinal aparece un militar español cargado de medallas hablando sobre la justificación de la intervención militar española en Libia. Ayer domingo un barrendero de la localidad se nos acercó a César, a Geli, y a mí para preguntarnos “¿Oye, pero es que España tiene submarinos? Porque oí que hemos mandado submarinos a Libia” “Submarinos, submarinos… —respondí— yo diría más bien submarino, uno sólo, al menos tendremos el que diseño Isaac Peral”
            —Esto ¿qué es, Paco —digo señalando al televisor— justificar el envío de “el submarino de Isaac Peral”?
            —Debe ser —responde.
            —Que se anden con cuidado —añado—, que hace mucho que no se dispara…
            —Y le pueden saltar los remaches —completa César.

La presentadora del matinal anuncia que tropas de la ONU bombardearon Trípoli ayer alcanzando el palacio presidencial de Gadafi, nombrándolo “la jaima de Gadafi”, en una operación denominada  “Odisea del amanecer”
            —Han jodido la jaima de Gadafi, jejeje —dice Paco riendo— ¿la de verano?
            —No hay problema —aseguro— Gadafi tiene una amplia experiencia en esconderse de los bombardeos. No le alcanzan. Por otro lado, “¿Odisea del amanecer?” —añado— ¿Quién pondrá esos nombrecitos a estas operaciones? ¿No sería más fácil: “Pepinazo a la jaima”?

            —El cura de la Manjoya —cambia Paco el tema de conversación señalando hacia el periódico que ojeaba distraídamente—. Abandona el sacerdocio para encabezar un partido político.
            —Será que se ha dado cuenta de que se vive mejor como político que como cura —apunto—. Este mundo está cambiando sin darnos tiempo a arreglarlo, los que “viven como curas”, ahora, son los políticos.

“Atención, jóvenes lectores: ¿Cambiaremos la idea de realizar la carrera eclesiástica por la política?…”