¡Buenos días, mundo!
—¡Buenos días! —según lo digo, Paco levanta la cabeza hacia el televisor a fin de comprobar la hora.
—Hoy no tenemos el telediario así que no podemos saber si llegas puntual —dice negando con la cabeza. Efectivamente, miro hacia el televisor y me sorprendo al ver que, César, tiene puesto el Fórmula 1.
—¿Pero esto qué es? —pregunto—, ¿un periodo de reflexión o algo así?
—Eso es —dice César—, que ya estamos un tanto cansados de tanto Libia y Fukushima…
—¡Y Zapatero| —exclama Paco.
—¿Zapatero? —le respondo—. No te comentamos todavía, Paco, pero César y yo elaboramos la teoría, un día que faltaste, de que Zapatero está dopado; anda cabizbajo, con los brazos rígidos y colgando, y tiene que pensar dos veces cada palabra que va a decir, como si se le hubiera olvidado.
—Igualito que los de “Salud Mental” de por aquí —añade César— ¿te fijaste alguna vez que todos van igual?
—Osea que va “empastillado” —concluye Paco.
—Sí —afirmo—. Está acabado, Paco. Y, como parece que ya no quieren a Rubalcaba en la sucesión, no sé que le queda al PSOE.
—A ese no le tengo yo por tonto —comenta César—. Igual es más bien él, el que no quiere…
